JENGIBRE

JENGIBRE

Zingiber officinale
Planta perenne de la familia de las zingiberáceas, entre cuyos miembros figuran el cardamomo y la cúrcuma. Oriunda de Asia, alcanza 120 cm de altura con hojas estrechas de color verde claro. Su tallo subterráneo es un rizoma amarillo verdoso que es muy apreciado por su sabor y propiedades.
Cultivo
Se reproduce por fragmentos de rizomas que posean al menos una yema. Debe sembrarse entre marzo y mayo en suelos fértiles y húmedos, pero con buen drenaje, ya sea a pleno sol o bajo sombra parcial, tanto en canteros como en macetas. La cosecha se realiza entre diciembre y enero, cuando las hojas comienzan a marchitarse.
Propiedades
Las valiosas propiedades medicinales del jengibre se conocen desde la antigüedad. Sus rizomas en infusión se emplean frescos para tratar estados gripales y secos para aliviar trastornos digestivos y náuseas. Se le confieren propiedades afrodisiacas, expectorantes, antinflamatorias y estimulantes.
Usos culinarios
Ya sea rallado o en polvo, la versatilidad del jengibre es tal que puede añadirse lo mismo a bebidas, panes y galletas, que a sopas, salsas, ensaladas, encurtidos, salteados… Si se agrega al inicio de la cocción, su sabor ligeramente picante será sutil, si se añade al final, será más intenso.

  • Ensalada marroquí
  • 4 zanahorias grandes
    1 cucharada de jengibre rallado
    ½ cucharadita de pimentón
    ½ limón
    2 cucharadas de aceite
    2 cucharadas de perejil o cilantro trinchado
    Sal al gusto
    Pelar las zanahorias, cortarlas en bastones pequeños y cocerlas en agua hirviendo con sal hasta que estén suaves, pero crujientes en el centro. Escurrirlas y verterles inmediatamente encima el jengibre y el pimentón. Dejar marinar por unas horas y agregarles antes de servirlas el zumo de limón, el aceite y las hierbas.

  • Salteado de verduras con jengibre
  • 1 mazo de acelga
    3 cucharadas de aceite
    ½ cucharada de jengibre rallado
    4 cebollinos
    1 cucharada de salsa de soya
    ½ cucharadita de azúcar
    1 limón
    1 mazo de espinaca
    Sal y pimienta al gusto
    Lavar las hojas de acelga, cortarlas en cuartos y cocerlas en agua hirviendo por dos minutos. Colocar aparte el aceite y el jengibre, saltear en ellos el cebollino trinchado. Añadir la salsa de soya, el azúcar, el zumo de limón, la acelga escurrida y la espinaca lavada. Salpimentar.

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