CHICORIA
Cichorium intybus
Conocida también como chicoria, chicorea o radicheta, la achicoria es una hierba robusta perenne de la familia de las asteráceas, que también agrupa a las lechugas, endibias y escarolas. La planta, que alcanza poco más de un metro de altura, posee hojas semicarnosas, suavemente dentadas. Las flores son de color lila y se abren solo a pleno sol siguiendo su trayectoria, al igual que los girasoles.
Cultivo y manejo
Prefiere suelos bien drenados, no necesariamente fértiles, y ambientes soleados, aunque su crecimiento vegetativo óptimo lo alcanza a temperaturas entre 14 y 20 °C. Se reproduce por semillas. De tres a cinco semanas después de sembradas, las posturas pueden trasplantarse guardando una distancia de alrededor de 4 cm. La planta puede cortarse completa a los 90 días de trasplantada o pueden hacérsele dos o tres cortes de las hojas más tiernas cada 20-30 días.
Propiedades
Rica en vitamina A, potasio, fósforo, calcio y magnesio, esta planta estimula el funcionamiento adecuado del hígado y el equilibrio del sistema nervioso cuando se consume en ensaladas. La infusión de sus hojas y flores tiene propiedades depurativas, desintoxicantes y diuréticas. También se recomienda para combatir estados de somnolencia, depresión, dolencias reumáticas y la gota. Asimismo estimula la digestión y las funciones pancreáticas, a la vez que regula el metabolismo del calcio y los niveles de azúcar y colesterol en sangre.
Usos culinarios
La infusión de la raíz de achicoria tostada se utiliza desde el siglo XVII como sustituto del café, pues tiene un sabor muy similar y propiedades estimulantes. Las hojas más tiernas se consumen crudas en ensalada y cocidas se agregan a diversas preparaciones, desde salsas y rellenos hasta pizas.
- Ensalada de achicoria con queso blanco
1 mazo de achicoria
1 cucharada de vinagre
Sal y pimienta al gusto
3 cucharadas de aceite
½ libra de queso blanco
Lavar bien la achicoria, desechando las hojas más maduras, que tienden a ser las más amargas. Preparar una vinagreta mezclando el vinagre, la sal, la pimienta y el aceite. Aliñar las hojas y agregar el queso cortado en daditos. También se pueden añadir semillas tostadas de ajonjolí.
Si se prefiere, las hojas pueden saltearse con una película de aceite, ajo y cebolla o introducirse brevemente en agua hirviendo con sal para reducir su amargor. Posteriormente deben dejarse refrescar antes de aliñar.