LECHUGA
Lactuca sativa
Planta oriunda de Europa que pertenece a la familia de las asteráceas. Cuenta con decenas de variedades, entre las cuales las más populares son la batavia, la romana y la Boston. Puede alcanzar los 30 cm de altura y sus hojas, lisas o rizadas, van del verde más pálido hasta el púrpura. Se organizan formando rosetas alrededor del tallo, que en algunas variedades se compactan hasta formar cogollos o repollos.
Cultivo y manejo
Precisa temperaturas frescas y suelos que conserven la humedad. El sol muy fuerte amarillea sus hojas, por lo cual en los climas cálidos se cultiva fundamentalmente en invierno. Algunas variedades más resistentes pueden sembrarse todo el año, siempre que se emplee cultivo protegido y riego frecuente. La siembra debe ser preferiblemente en semilleros o viveros y el trasplante se realiza cuando las posturas tienen 5 o 6 hojas. Según el tamaño de la variedad, la distancia entre plantas es de 15 a 30 cm. La cosecha comienza unos 60 días después.
Propiedades
La lechuga es fuente de vitamina C, provitamina A y hierro. Desde la antigüedad, a la infusión de esta planta se le atribuyen propiedades sedantes, de ahí que aún se use para conciliar el sueño.
Usos culinarios
Por su sabor suave, la lechuga combina muy bien con otras hortalizas en ensaladas, a las cuales otorga colorido y un agradable toque crujiente. También se emplea para acompañar sándwiches, tacos y como base o envoltura de diversos platos. Debe consumirse bien fresca y conservarse en bolsas plásticas en refrigeración. Para “reanimar” una lechuga “triste”, puede sumergirse unos 15 o 20 minutos en agua fría antes de prepararla.
- Ensalada César
1 mazo de lechuga
¼ libra de pan del día anterior
¼ taza de aceite
1 limón
2 dientes de ajo
Sal y pimienta al gusto
¼ taza de queso rallado
Cortar el pan en cubos pequeños eliminando la corteza. Mezclar los dados de pan con una cucharada de aceite y un poco de sal para tostarlos en el horno o en un sartén agitando ocasionalmente hasta obtener un dorado uniforme. Preparar un aderezo combinando el aceite restante, una cucharada de zumo de limón, el ajo majado, sal y pimienta. Lavar las lechugas, escurrirlas, seleccionar las mejores hojas y cortarlas en trozos con los dedos (la hoja del cuchillo tiende a oxidarlas). Colocar la lechuga en una fuente, añadir tres cuartas partes del aderezo y del queso. Remover suavemente e incorporar el pan, así como el aderezo y el queso restantes.