Ser padre

Ser padre
Andaba buscando hace días qué regalarle a mi padre, a mi hermano, que también es padre, a mi suegro, a mis amigos y conocidos que también lo son, e incluso a padres desconocidos. Eran tantos que debía ser un regalo colectivo. Un regalo que también fuera dirigido a los hijos de padres que somos todos. Uno que fuera dirigido a quienes han tenido la suerte de tener un padre a su lado gran parte de su vida o que lamentablemente lo han perdido de forma prematura. Pensé en hacer un presente que llegara muchas personas sin distinción, y decidí escribir.
Creí que escribir lo que entiendo por ser padre, fruto de mis vivencias personales, de esa experiencia inigualable de serlo, resultado de la impronta de los padres que he tenido cerca desde mi infancia y durante toda mi vida, sería el regalo más genuino que podría ofrecer. El ejemplo de mi padre, de mis abuelos Fernando y Rafael, a quienes debo mis dos nombres, los recuerdos de mis tíos y primos… El mensaje de amor y de vida, de consagración y desvelo de padres que he conocido durante mi vida. El de aquellos que he visto sentir orgullo, reír y llorar por un hijo, como también el de aquellos padres crueles o mezquinos, el del padre machista o sexista, me impulsó a escribirles estas líneas.
El principio
Engendrar una nueva vida constituye el camino más fortuito de la existencia. Es por eso que estar aquí, hoy, lo debemos a la confluencia de innumerables sucesos que conducen al nacimiento de un ser humano, con sus características propias. Somos progenitores cuando tenemos la suerte de alcanzarlo, pero el sentido y responsabilidad de ser padre puede únicamente lograrse y desarrollarse en el arduo camino que implica la crianza de un hijo, ya sea propio o adoptado.
No todos los hombres están preparados para ser padres. Aun cuando engendran un hijo a veces no están listos para serlo o no se comprometen con el reto que implica serlo. Ante todo ser padre está íntimamente ligado a un proyecto común de familia, en el que se comparten roles y se está dispuesto a dar.
Programar, preparar, decidir la paternidad es algo que muchas veces se pasa por alto. Es común que llegue un hijo de manera inesperada y todo depende de con qué responsabilidad se tome. Si puedes planificarlo mejor, pero el hijo llega y ya, hay que arreglárselas para ofrecer lo mejor que se puede. El mayor empeño que pongas te irá dando las pistas.
Cada movimiento, cada expresión, el tono de voz, tu relación con la madre, con tus padres, con tus amigos y con el resto del mundo será el patrón que tus hijos llevarán como una marca durante toda su vida. Si quieres que tus hijos te sobrepasen, sean mejor que tú, debes evitar, sin dejar de ser tú mismo, replicar en ellos tus vicios y errores.
El desarrollo
Ya eres papá, papi o pipo, o tal vez te llamen por tu nombre, pero en cualquiera de los casos serás su ídolo. Le enseñas de la vida todo lo que puedes y no tienes reservas. Un padre reservado, vanidoso, despegado o incluso celoso o distante será siempre un padre desdichado… y quién sabe qué motivos lo habrían llevado a ser así. Un padre cariñoso, dispuesto, puro y fiel será siempre un padre dichoso, y la dicha de ser un padre amado no podrá cambiarse por nada en el mundo.
La infancia y la adolescencia de tus hijos son los momentos más preciados de la familia y cada instante, cada recuerdo retorna una y otra vez al imaginario que se formó en la memoria filial. Los desvelos, las enfermedades, las caídas aprendiendo a caminar, las visitas al parque, los viajes y los eventos deportivos y culturales, los encuentros con la familia y amigos… todo será poco para mostrarles a tus hijos cuánto los amas, qué hacer en cada situación, cómo se vive y cómo se piensa.
En pocos meses o años ya no quedará más tiempo para el inicio de la formación de la personalidad de un hijo. Ellos son independientes de ti en su manera de ver el mundo, de pensar y de actuar, y andan hacia un futuro que ya no podrás alcanzar, así que acepta que ya te sobrepasaron y disfruta mirarlos andar. Aunque te sientas impaciente y quisieras decirles qué hacer, la manera más sabia de un padre será respetar las decisiones de su hijo.
El final
Ya la mayor parte de la vida ha pasado y rememoras muchas cosas, comienzas a verlo todo desde otra óptica. Ya eres el padre de tus hijos y comienzas a ser el padre de tu padre y el padre de otros muchos que te respetan y piden consejos, que se ven reflejados en tu pasado y quieren saber más de tu presente para hacer su propio futuro. Ser padre multiplicado se convierte en una responsabilidad mayor, cuando tus hijos son más de los que creías tener.
Es una mezcolanza de padres, abuelos, tíos, primos, amigos, de todo el que con el instinto paternal nos guía durante la vida, aunque sea de manera imperfecta, la que moldea nuestra manera de actuar como padres legítimos. En los indescifrables escenarios de la paternidad, uno puede tornarse tan rudo e inflexible, subyugado por el machismo cruel, como delicado y amoroso, por mandato de la espiritualidad y la vida. Nunca se llega a ser el padre que se quiere ser, porque jamás se encontrará el contexto perfecto para serlo, pero intentarlo es el paso más seguro para lograrlo.
El padre no exige espacios, sino los cede.
El padre no accede siempre aunque siempre está accesible.
El padre no obliga a tomar un camino, sino muestra las rutas.
El padre no castiga, sino convence.
El padre no solo disfruta los logros de sus hijos, sino que los hace firmemente suyos.
El padre asume los errores de sus hijos como asume los propios y no busca subterfugio alguno para evitarlos.
El padre respeta y ama a la madre, y si dejara de amarla, la seguiría respetando y apoyando por siempre.
El padre jamás podrá sembrar en sus hijos valores éticos, morales y humanos si no los practica.
El padre infunda en sus hijos el amor por la tierra que los vio nacer, como mismo el deseo por ser ciudadano del mundo. La vida se encargará del resto.
El padre no podrá predicar sino con el ejemplo. Cada insignificante suceso de la infancia quedará marcado en el hijo que educa.
El padre educa, y junto a una madre o una familia que eduque todo será más fácil.
El padre trabaja, junto al resto de la familia para el sustento de todos pero, y nunca siente que tiene el poder, sino que se debe a ella.
El padre comprende que el contexto es determinante y lo asume.
El padre sueña con el hijo que desea, acepta al que tiene y sueña junto a él.
¡Felicidades, papá!